Coronavirus y desinformación en Latinoamérica: Una mirada a Venezuela
Panelistas
Carmen Beatriz Fernández
Investigadora y profesora
Facultad de comunicacion, Universidad de Navarra
Luiza Bandeira
Asistente de investigación para Latinoamérica
Laboratorio de Investigaciones Forense Digitales, Atlantic Council
Carmen Riera
Directora de proyectos
RunRun.es
Maria Virginia Marín Vázquez
Director ejecutiva
ProBox
Diego Area
Director asociado
Centro Adrienne Arsht para la América Latina, Atlantic Council
Roberta Braga
Directora asociada
Centro Adrienne Arsht para la América Latina, Atlantic Council
Resumen del evento
El pasado 27 de marzo, el Centro Adrienne Arsht para la América Latina y el Laboratorio de Investigaciones Forense Digitales del Atlantic Council organizaron el evento publico virtual “Coronavirus y desinformación en Latinoamérica: Una mirada a Venezuela.” La conversación, que fue parte de una iniciativa conjunta llamada #AlertaVenezuela con la misión de exponer y explicar la desinformación en Venezuela, abordó las campañas de desinformación relacionadas con la pandemia de coronavirus en el país, y el impacto de narrativas falsas en la confianza en las instituciones en Venezuela y en la región.
En el evento virtual participaron Roberta Braga y Diego Area, directores asociados del Centro Adrienne Arsht para la América Latina, acompañados de Luiza Bandeira, asistente de investigaciones para Latinoamérica en el Laboratorio de Investigaciónes Forense Digitales del Atlantic Council; Carmen Riera, directora de operaciones de la página web de noticias independiente RunRun.es; Carmen Beatriz Fernandez, investigadora invitada del Centro de Internet y Entorno Digital de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra; y Maria Virginia Marín directora ejecutiva de ProBox, una ONG venezolana que rastrea la desinformación en Twitter.
Desde el pasado mes de febrero, cuando se confirmó el primer caso en la región, líderes políticos han luchado para guiar a sus países. El número de casos de COVID-19 en América Latina superó los 11 mil el 28 de marzo. Braga explica que, en un intento de calmar los temores sobre una recesión económica, conflictos sociales e incapacidad institucional para responder a la crisis, actores prominentes han difundido desinformación acerca del coronavirus.
El coronavirus es la primera pandemia en la era de las redes sociales. Según Braga, en ningún lugar el ambiente de la información es más susceptible a la difusión de desinformación que en Venezuela. “El régimen de Maduro controla todos los principales canales de comunicación y los medios independientes, lo cual ha hecho que las organizaciones de la sociedad civil luchen todos los días para navegar un entorno de censura, persecución, tortura y ejecuciones extrajudiciales” explica Braga.
En un país sin libertades democráticas y con inmensos niveles de polarización, el régimen de Maduro ha aumentado la persecución a periodistas con la llegada del coronavirus al país. “Los periodistas en todas partes del mundo tienen dificultades con la cuarentena. En Venezuela también tenemos esas dificultades, pero tenemos que sortear muchas otras. No hay medios impresos en el país, y la audiencia no tiene como informarse. Las televisoras independientes no existen. Debido a las dificultades de conexión, los medios digitales también tenemos problemas. La electricidad se va constantemente y sobre todo en las regiones (en el interior del país). A parte de eso, tenemos el problema de la gasolina, la movilidad es muy limitada” comenta Carmen Riera, de RunRun.es quien está en la primera línea del periodismo de investigación independiente en Venezuela.
“Lo más grave,” comenta Riera, “es que si logramos tener gasolina, electricidad, internet, y tapabocas, las fuerzas del estado persiguen y detienen a los periodistas, y les quitan su material, como fue el caso de Darvinson Rojas, quien, el pasado sábado 21 de marzo, las fuerzas de seguridad del estado fueron hasta su casa con la excusa de que habían personas con coronavirus, lo cual no era verdad, y allí le dijeron que se lo tenían que llevar detenido por twittear acerca de casos extraoficiales. Hasta el día de hoy sigue preso, y fue imputado por delitos de instigación al odio e instigación público…. por supuesto todo eso lo que busca es que los periodistas nos autocensuremos, nos regulemos, no digamos la información que tenemos.”
Debido a la censura hacia los medios tradicionales, las redes sociales se han convertido en la principal fuente de información para los venezolanos dentro y fuera del país, lo cual hace necesario crear conciencia sobre la desinformación digital. “Es importantísimo resaltar lo valioso que es Twitter para que los venezolanos dentro y fuera del país puedan comunicarse y saber que está pasando en Venezuela. Sin embargo, lamentablemente, no es un espacio libre de censura”, explica Maria Virginia Marín. Según Marín, “Existen características de etiquetas construidas y potenciadas por usuarios falsos que buscan generar un estado de falsa alarma con un tema tan sensible como el coronavirus en Venezuela para desviar la atención sobre otros temas reales y graves, como el ataque al presidente Guaidó en el Estado Lara.”
En momentos de crisis, es común que líderes de corte populista desvíen la atención de problemas internos para influir en la percepción de los ciudadanos, logrando sacar provecho político a una situación de confusión. Según Carmen Beatriz Fernández de la Universidad de Navarra, “las emergencias son situaciones extraordinarias que permiten a los dictadores y autócratas deprenderse de las limitaciones constitucionales; es su mejor escenario porque para ellos constituyen claras oportunidades.” Fernández explica que hemos visto situaciones de gran irresponsabilidad desde liderazgo político en los presidentes de México, Brasil, y el primer ministro del Reino Unido, quienes han minimizado la gravedad de la pandemia en actuaciones populistas. Estos actos de irresponsabilidad indican que el populismo no necesariamente está conectado con una ideología, sino que es una forma de manejar el poder y las comunicaciones en este caso.
En el caso de Venezuela, Fernández asegura que el régimen de Maduro a atacado libertades individuales, de información, y de prensa, y que la lucha de Maduro contra el virus se centra más en las salas de redacción que en los hospitales. “Maduro se ha ocupado de mantener ese control de la información de una manera muy férrea”, explica Fernandez.
Las narrativas principales de desinformación alrededor del coronavirus en Venezuela se enfocan en teorías de conspiración, por ejemplo, que el virus es un arma biológica creada por los Estados Unidos, comenta Luiza Bandeira. Bandeira explica que, “Siguiendo con la misma narrativa que él [Maduro] siempre tiene de echarle la culpa a Estados Unidos, las tendencias de Twitter están hablando mucho de las sanciones, de hacer este antagonismo con Estados Unidos […]”.
Para Bandeira, también preocupa la narrativa de las curas milagrosas que Maduro ha difundido en Twitter. En un acto sin precedentes, Twitter borró el tweet de Maduro acerca de un te medicinal que según él, curaba el coronavirus, lo cual nos da una oportunidad de mirar lo que están haciendo las empresas digitales con desinformación relacionada a la salud.
El pasado 26 de marzo, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos anunció cargos criminales a Nicolás Maduro y 14 funcionarios de su gobierno incluyendo miembros disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), por conspirar para enviar cocaína a los Estados Unidos, ofreciendo recompensa de hasta $15M a quienes ayudarán con la captura de estos individuos. Desde el punto de vista de las comunicaciones, la acusación penal de ayer emite una advertencia visible, argumenta Fernandez, ya que señala que Maduro no está en control, marcando a quienes pueden negociar y a quienes ya no tienen tiempo de negociar.
“En tiempos de infodemia, es más importante que nunca la credibilidad de la información, y la credibilidad de la información tiene que caer en manos de expertos. Es importante no solo actuar con la verdad por delante, sino también tener un emisor. Los voceros del gobierno de Guaidó generan confianza, y ahora se marca con gran claridad que Guaidó tiene un gobierno que puede acceder a mercados internacionales y que es Guaidó quien tiene la llave que podría abrir la puerta a la ayuda internacional”, explica Fernández.
Para que las personas puedan acceder a fuentes confiables de información, Bandeira recomienda siempre buscar los medios oficiales, lo cual es difícil es Venezuela, pero para quien pueda acceder al internet, se puede entrar a la página web de la Organización Mundial de la Salud, por ejemplo, y también a la página del Hospital Johns Hopkins. Existen iniciativas globales para combatir la desinformación, una la cual Bandeira resalta es la red International Fact-Checking Network, que se lanzó para apoyar iniciativas de verificación de hechos mediante la promoción de mejores prácticas e intercambios en este campo. En Whatsapp, Bandeira recomienda no compartir cadenas que contengan información que no pueda ser comprobada o que las cifras no se pueden chequear, ya que “muchos malos actores utilizan estos mecanismos para difundir desinformación”.
Event recap
On March 27, the Atlantic Council’s Adrienne Arsht Latin America Center and its Digital Forensic Research Lab (DFRLab) hosted the virtual discussion “Coronavirus and disinformation in Latin America: A look at Venezuela.” The conversation, a part of the Center’s #AlertaVenezuela joint effort to expose and explain disinformation in Venezuela, focused on disinformation campaigns related to the coronavirus pandemic in the country, and the impact of unfounded narratives on public trust and institutions in Venezuela and in the region.
The event was hosted by Roberta Braga and Diego Area, associate directors at the Adrienne Arsht Latin America Center, and speakers included Luiza Bandeira, research assistant for Latin America at the DFRLab; Carmen Riera, director of operations of the independent Venezuelan news website RunRun.es; Carmen Beatriz Fernández, visiting researcher at the Internet and Digital Environment Center of the Faculty of Communication at the University of Navarra; and Maria Virginia Marín executive director of ProBox, a Venezuelan NGO that tracks disinformation on Twitter.
Since February, when the first case of coronavirus in the region was confirmed, political leaders have struggled to guide their countries. The number of COVID-19 cases in Latin America exceeded 11,000 on March 28. According to Braga, in an attempt to calm fears about an economic recession, social conflicts and institutional inability to respond to the crisis, prominent actors are spreading disinformation about the coronavirus.
COVID-19 is the first pandemic in the era of social media. According to Braga, nowhere is the information environment more susceptible to the spread of disinformation than in Venezuela. “The Maduro regime controls all the main communication channels and the independent media–civil society organizations fight every day to navigate an environment of censorship and persecution,” explains Braga.
In a country without democratic freedoms and with immense levels of polarization, the Maduro regime has increased persecution of journalists with the arrival of the coronavirus. “Journalists in all parts of the world have difficulties with quarantine. In Venezuela, we also have these difficulties, but we face many others. There is no print media in the country, and audiences are not informed. Independent television stations do not exist. Due to connection issues, digital media also face difficulties. Electricity is constantly out, especially in the interior of the country. Apart from that, we have the gasoline problem, so mobility is very limited,” says Riera, of RunRun.es, who is at the forefront of independent investigative journalism in Venezuela.
“The worst issue,” says Riera, “is that if we manage to have gasoline, electricity, internet access, and face masks, regime forces persecute and arrest journalists, and take away their material, as was the case with Darvinson Rojas, who was recently detained for tweeting about coronavirus cases. To this day he remains in prison… Of course, this causes journalists to censor ourselves and regulate the sharing of information,” she added.
Due to the censorship of traditional media, social media has become the main source of information for Venezuelans inside and outside the country, which is why it is necessary to raise awareness about digital disinformation. “It is very important to highlight how valuable Twitter is so that Venezuelans inside and outside the country can communicate and know what is happening in Venezuela. Unfortunately, it is not a space free of censorship”, explains Maria Virginia Marín. According to Marín, “Hashtags are frequently created and propagated by users that seek to generate a state of false alarm to divert attention from real and serious issues, such as the attack on President Guaidó in Lara state.”
In times of crisis, it is common for populist leaders to divert attention from internal problems to influence the perception of citizens, managing to take political advantage of a situation of confusion. According to Carmen Beatriz Fernández of the University of Navarra, “Emergencies are extraordinary situations that allow dictators and autocrats to get rid of constitutional limitations; it is their best scenario because crises present clear opportunities for them.” Fernández explains that we have seen situations of great irresponsibility from the political leadership of the presidents of Mexico, Brazil, and the Prime Minister of the United Kingdom, who have minimized the severity of the pandemic. These irresponsible acts indicate that populism is not necessarily connected to an ideology, but a way of managing power and communication apparatuses.
In the case of Venezuela, Fernández assures that the Maduro regime has taken advantage of the coronavirus to further attack freedom of the press and individual liberties, and that Maduro’s fight against the virus is centered around media more than on hospitals. “Maduro has made sure he has a tight grip on the information environment,” says Fernández.
The main narratives of disinformation around the coronavirus in Venezuela focus on conspiracy theories; for example, that the virus is a biological weapon created by the United States, says Luiza Bandeira. Bandeira explains that, “Following the same narrative that he [Maduro] always has to put blame on the United States, Twitter trends are talking a lot about sanctions and antagonizing the United States”.
For Bandeira, the narrative of miracle cures that Maduro has spread on Twitter is also of concern. In an unprecedented act, Twitter deleted Maduro’s tweet about a medicinal tea that he said could cure the coronavirus, which provides us an opportunity to look at what social platforms are doing to tackle health-related disinformation.
On March 26, the US Department of Justice announced criminal charges against Nicolás Maduro and 14 government officials, including dissident members of the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC), for conspiring to send cocaine to the United States, offering a reward of up to $ 15M to those who help with the capture of these individuals. From a communications standpoint, charges issued announce a visible warning, argues Fernández, since they signal the Maduro regime is not in control, clearly identifying the actors who can negotiate and those who no longer have time to negotiate.
“In times of infodemic, the credibility of information is more important than ever, and information has to fall into the hands of experts. Interim government spokespersons build confidence, and it is now very clear that Guaidó has a government that can access international markets and international aid,” explains Fernández.
In order for people to access reliable sources of information, Bandeira recommends reading official media, which is difficult in Venezuela, but for those who can access the internet, she recommends the websites of the World Health Organization and Johns Hopkins University. There are global initiatives to combat disinformation, one of which Bandeira highlights is the International Fact-Checking Network, which was launched to support fact-checking initiatives by promoting best practices and exchanges in this field. On WhatsApp, Bandeira recommends not sharing so-called chains that contain information that cannot be verified since “many bad actors use these mechanisms to spread disinformation.”
To learn more about our #AlertaVenezuela effort, visit our website for resources and the latest articles: https://www.atlanticcouncil.org/countering-disinformation-in-latin-america/
And register to receive our #AlertaVenezuela newsletter every week in your inbox: https://www.atlanticcouncil.org/alertavenezuela/
Watch the full event
Español
Mientras alrededor del mundo continúan los esfuerzos para combatir la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19), la propagación de desinformación sobre este brote persiste en las redes sociales. En Venezuela, narrativas falsas propulsadas por régimen de Maduro y amplificadas por medios controlados por el régimen han contribuido a incrementar los ya elevados niveles de polarización, desconfianza y confusión. Mientras la crisis política, social y humanitaria persiste en Venezuela, la desinformación y promoción de narrativas falsas tienen consecuencias terribles para una población tan vulnerable.
Únete al Centro de América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council y al Laboratorio de Investigación Forense Digital (DFRLab) el viernes, 27 de marzo, de 12:00 p.m. a 1:00 p.m., para una discusión virtual en español con académicos, sociedad civil y medios aliados para contrarrestar la desinformación en Venezuela.
La conversación, es parte de nuestra iniciativa conjunta #AlertaVenezuela con la misión de exponer y explicar la desinformación en Venezuela, abordará las campañas de desinformación relacionadas con la pandemia de coronavirus en el país, el impacto de narrativas falsas en la confianza en las instituciones en Venezuela y en la región.
English
As efforts to wrangle the Coronavirus pandemic continue worldwide, the spread of disinformation and misinformation about the outbreak persists on social media. In Venezuela, unfounded narratives, at times propelled by the Maduro regime and amplified by government-controlled media outlets, have contributed to already high levels of polarization, mistrust, and confusion. As the political, economic, and humanitarian crisis in Venezuela persists, disinformation and misinformation about COVID-19 could have dire consequences for its already vulnerable population.
Join the Atlantic Council’s Adrienne Arsht Latin America Center and its Digital Forensic Research Lab (DFRLab) on Friday, March 27, from 12:00 p.m. to 1:00 p.m. for a virtual Spanish-language discussion with key academic, civil society and media working with us to counter disinformation in Venezuela.
The conversation, a part of our #AlertaVenezuela joint effort to expose and explain disinformation in Venezuela, will touch on disinformation campaigns related to the coronavirus pandemic in the country, and the impact of unfounded narratives on public trust and institutions in Venezuela and in the region.
Speakers
Carmen Beatriz Fernández
Researcher and professor
Universidad de Navarra in Spain
Luiza Bandeira
Research assistant for Latin America
Digital Forensic Research Lab, Atlantic Council
Carmen Riera
Director of projects
RunRun.es
Maria Virginia Marín Vázquez
Executive director
ProBox
Diego Area
Associate Director
Adrienne Arsht Latin America Center, Atlantic Council
Roberta Braga
Associate Director
Adrienne Arsht Latin America Center, Atlantic Council